Ya no hace falta buscar pareja mediante frases ocurrentes, fotografías en las que se salga atractiva o atractivo, ni con similares gustos y ocios. La nueva empresa ScientificMatch hace de Celestina eligiendo pareja mediante un ADN compatible.
Claus Wederkind y Sandra Füri publicaron en 1998 un estudio sobre el olor y la genética a la hora de buscar pareja. Durante dos noches pidieron a cuatro hombres y dos mujeres que utilizasen una camiseta de algodón que dejase impregnado su olor corporal sin ningún tipo de perfume o desodorante. Estas seis camisetas fueron olfateadas por 125 personas que clasificaron el olor según lo atractivo que les parecía.
Todos los individuos del experimento fueron sometidos a pruebas genéticas. El olor que más gustaba a cada persona era aquél que tenía unas diferencias específicas claras respecto al propio patrón genético. Los genes que más relevancia tienen en la búsqueda de pareja son un grupo situado en el cromosoma 6 denominado MHC (Major Histocompatibility Complex - Complejo Principal de Histocompatibilidad). Este conjunto de genes codifica varios componentes del sistema inmunológico del individuo. En cambio, los genes que se encuentran fuera de este grupo deben de ser lo más parecidos que sea posible.
¿A qué se debe esta búsqueda de patrones genéticos divergentes? La razón evolutiva es evidente. A la hora de elegir pareja los animales se guían principalmente por el olfato. Este olfato nos revela el cómplice que mejor descendencia nos ofrecerá con respecto a nuestras cualidades. Toda una artimaña para que nuestros vástagos tengan un mayor porcentaje de éxito y para evitar la endogamia (apareamiento entre familiares). Siguiendo esta norma, la pareja es recompensada con una excitación y unas relaciones sexuales más satisfactorias cuanto más nos acercamos a la pareja genéticamente adecuada.
También se comprobó que las mujeres que toman anticonceptivos reciben peor estas señales olorosas.
Tras los estudios de Wederkind, la científica brasileña María da Craça Bicalho confirmó las teorías estudiando la compatibilidad genética entre 90 matrimonios y 152 parejas ficticias generadas al azar. El equipo de Bicalho encontró una diferencia significativa entre ambos grupos: las parejas reales tenían MHC con más diferencias que las ficticias. Es decir, los matrimonios reales habían valorado sus genes inconscientemente para emparejarse.
En el mismo estudio descubrieron que las parejas reales que tenían genes del MHC menos opuestos tuvieron más problemas a la hora de tener descendencia, sufriendo abortos naturales e intervalos más amplios entre unos hijos y otros.
Todos estos estudios son los que aprovecha el ingeniero Eric Holze, que ha fundado ScientificMatch. Esta empresa de búsqueda de pareja estudia los patrones genéticos para encontrar las mayores afinidades entre hombre y mujer. Con su fórmula mágica asegura que las relaciones sexuales de la pareja serán excelentes, que el varón jamás será infiel y que los hijos tendrán un patrón genético mucho más resistente. Las mujeres que obtengan novio mediante el ‘emparejamiento científico' de ScientificMatch tendrán más y mejores orgasmos y el olor corporal de ambos será mucho más atractivo y sugerente entre ellos.
El costo para disfrutar de este hallazgo científico es de casi 2 mil dólares. Un extenso formulario decidirá nuestro destino, no apto para gente que no conoce a sus padres biológicos ni para mujeres que tomen anticonceptivos. Pero un gran ahorro en maquillajes, ropa y salidas nocturnas.
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